1 Pediatra. CS Santa Isabel. Servicio Aragonés de Salud. Zaragoza. España.
2 Pediatra. CS Virgen de África. Sevilla. España.
3 Servicio de Pediatría. Hospital General Universitario de Alicante. Alicante. . España.
La MBE es un proceso estructurado que consta de cinco pasos. El primero es la elaboración de PC. Estas pueden surgen habitualmente de las dudas que a los profesionales sanitarios se nos plantean durante nuestro ejercicio profesional.
Las PC pueden ser de dos tipos: básicas y específicas. Las básicas se refieren a dudas sobre aspectos generales de una enfermedad o problema clínico de interés. Las específicas se plantean sobre aspectos más complejos de la práctica clínica y se formulan de acuerdo con una estructura predeterminada que define:
Cualquier aspecto de la práctica clínica puede ser origen de una PC: diagnóstico, pronóstico, etiología, tratamiento-prevención. El número de PC puede ser elevado, necesitando recurrir entonces a estrategias de priorización.
La correcta formulación de PC facilita el segundo paso del proceso MBE: la búsqueda bibliográfica para encontrar artículos que puedan responderla. Se recomienda comenzar utilizando metabuscadores como TRIP Database, que rastrea simultáneamente decenas de bases de datos, muchas de ellas de MBE: Colaboración Cochrane y publicaciones secundarias como Evidence-Based Medicine y ACP Journal Club. Si consultando estos recursos no se consigue responder la PC, se ha de buscar en bases de datos de referencias bibliográficas de revistas primarias: PubMed, Central o Embase. Los artículos recuperados de esta forma han de ser sometidos a un proceso de lectura crítica.
La medicina basada en la evidencia (MBE) es un proceso constituido por 5 pasos1:
En el curso de nuestra práctica clínica diaria surgen constantemente dudas sobre cualquier aspecto de esta:
La complejidad de las PC tiene relación con los años de experiencia profesional. De esta forma, un médico interno residente que esté en su primer año de rotación necesitará acumular inicialmente una gran cantidad de conocimientos sobre aspectos generales o básicos de determinadas patologías. Por tanto, la mayoría de las preguntas que se formule serán de tipo general o preguntas básicas2.
Las preguntas básicas tienen dos componentes fundamentales:
Ejemplos de preguntas de esta clase son: ¿cuál es el agente etiológico más frecuente de la neumonía bacteriana en niños?, ¿cuál es el agente etiológico de la enfermedad por arañazo de gato?, ¿qué prevalencia tiene el asma infantil?
En otras circunstancias, sin embargo, nuestra duda será más profunda y puede afectar al proceso de toma de decisiones en un paciente concreto2,3 (por ejemplo, en lactantes con gastroenteritis aguda, ¿el tratamiento con probióticos acorta la duración de la enfermedad?). Este último tipo de dudas da lugar a la generación de PC sobre aspectos específicos de determinada patología o problema de salud. Este tipo de preguntas son también llamadas de primera línea2. Conforme aumentan los años de experiencia profesional y el grado de responsabilidad, aumenta también la complejidad de las PC, pasando a ser cada vez más de tipo específico y en menor grado sobre conocimientos básicos2.
Se expone a continuación el proceso de elaboración de una PC específica o de primera línea:
Escenario clínico: acude a la consulta de Pediatría de un centro de salud una madre con su hijo de 3 años de edad. Relata una historia de 18 horas de evolución consistente en fiebre de 39 °C, rinitis y otalgia bilateral. En la exploración física, el pediatra constata la presencia de enrojecimiento y abombamiento de ambas membranas timpánicas. El estado general es bueno y el resto de la exploración es anodina, salvo la presencia de rinitis. La madre está preocupada por el dolor (que remite con la utilización de ibuprofeno). El pediatra se plantea si debe o no tratar con antibióticos a su paciente.
La formulación de una PC específica requiere su división en cuatro partes bien diferenciadas:
Para una mejor comprensión de este esquema expondremos a continuación la estructura propuesta por el Centro de Medicina Basada en la Evidencia de Oxford4, popularmente conocido como PICO (Tabla 1).
Tabla 1. Componentes de una pregunta clínica específica (ejemplo n.º 1). Mostrar/ocultar
Otras variables de resultado relevantes, y que conducirían cada una de ellas a una nueva PC, podrían ser la reducción de complicaciones (mastoiditis) o el porcentaje de efectos adversos de la intervención (por ejemplo, gastroenteritis secundaria a la administración de antibióticos). En dependencia de la preocupación del clínico, el número de PC puede variar ampliamente.
Es importante tener en cuenta que a la hora de formular PC y, sobre todo, a la hora de tener en cuenta la variable de resultado clínicamente relevante, el interés del profesional puede ser diferente del interés del paciente o sus padres. Estos pueden estar, por ejemplo, más interesados en el alivio de los síntomas de su hijo (Tabla 2). Así, podemos ver que de un mismo escenario clínico pueden surgir múltiples PC, en función de la variable de respuesta escogida.
Tabla 2. Componentes de una pregunta clínica específica (ejemplo n.º 2). Mostrar/ocultar
Es necesario que las PC guarden un equilibrio adecuado respecto a su amplitud-precisión5.
Véase un ejemplo; la pregunta: “en población infantil, ¿los antibióticos son eficaces para el tratamiento de las infecciones respiratorias?” es demasiado amplia.
Por otra parte, la pregunta: “en niños mayores de 10 años diagnosticados de sinusitis aguda frontal, ¿el tratamiento antibiótico, comparado con una conducta expectante, disminuye la incidencia de abscesos cerebrales de lóbulo frontal?” puede resultar demasiado restringida.
Por el contrario, la formulación: “en niños diagnosticados de sinusitis aguda, ¿el tratamiento antibiótico, comparado con una conducta expectante, disminuye la incidencia de complicaciones?” o “en niños diagnosticados de sinusitis aguda, ¿el tratamiento antibiótico, comparado con una conducta expectante, disminuye el tiempo de evolución de la enfermedad?” pueden ser más adecuadas para decidir si debe recomendarse el tratamiento.
Las preguntas complejas sobre la mejor estrategia de actuación ante un problema de salud requieren un tratamiento particular: la secuencia de intervenciones encadenadas que componen una estrategia de actuación compleja puede considerarse, en conjunto, como una única intervención simple; por tanto, es posible formular una pregunta según el esquema previo, como si de una intervención simple se tratara. Esto permitirá localizar, en caso de que existan, aquellos estudios que hayan evaluado como tal la estrategia completa. Si no los hay habrá que identificar los componentes de la estrategia y proceder a formular secuencialmente las preguntas correspondientes.
Las preguntas clínicas deben formularse con claridad. Se ha demostrado, mediante ensayos clínicos, que hacerlo así facilita el segundo paso del proceso MBE: la búsqueda y recuperación eficaz de evidencias. Estas, a su vez, se encuentran con mayor rapidez y se utilizan de forma más prudente en la asistencia a los pacientes2.
La formulación clara de una PC ayuda además al clínico a identificar el tipo de diseño de estudio que tendrá mayor probabilidad de responderla3,5 (Tabla 3).
Tabla 3. Identificación del diseño de estudio que mejor puede responder a cada tipo de pregunta clínica. Mostrar/ocultar
La formulación de la PC en el contexto de la práctica diaria está libre de obstáculos. Algunos de ellos son previos a la propia pregunta: la enfermedad de nuestro paciente puede requerir un conocimiento que no poseemos. Ante el reconocimiento de este hecho existen diversas formas de reaccionar: una forma disfuncional2, consistente en negarnos a nosotros mismos nuestro vacío de conocimiento, o bien reaccionando emocionalmente con sentimientos de ansiedad, culpa y vergüenza. Frente a esta forma disfuncional de reacción existe otra, adaptativa, que consiste en convertir esa duda en una oportunidad de mejora mediante su transformación en PC de la forma ya expuesta.
Existen otros problemas, inherentes a la propia PC, que dificultan su adecuada formulación. El principal, sin duda, es la falta de tiempo. Por ello se han propuesto diversas sugerencias que pueden ser de ayuda para decidir qué PC debe responderse primero2:
Figura 1. Priorizando preguntas clínicas. Mostrar/ocultar
La elaboración de PC debe ser considerada como una técnica más que el clínico debe incorporar a su práctica clínica cotidiana2. Es una forma constructiva de enfrentarse a la incertidumbre a la que los profesionales sanitarios nos enfrentamos diariamente. La existencia, a nivel de un centro de salud o de un servicio hospitalario, de registros de preguntas clínicas es útil porque puede constituir el primer paso para la constitución de un archivo de temas valorados críticamente (TVC) que serán objeto de otro artículo. Las PC bien diseñadas son útiles para delimitar mejor nuestras lagunas de conocimiento, para realizar una estrategia de búsqueda bibliográfica más eficiente y, cuando son eficazmente respondidas, constituyen un refuerzo positivo para el profesional, sirviendo de estímulo para la identificación de nuevas lagunas de conocimiento y la formulación de nuevas preguntas.
La búsqueda eficiente de información biomédica es uno de los aspectos clave en la práctica de la toma de decisiones en base al paradigma científico de la MBE. El pediatra ha pasado a ser un buscador activo de información, de forma que la MBE se plantea como una posible solución ante el exceso de información médica actual. Desde un punto de vista didáctico, las fuentes de información bibliográficas se dividen en dos grandes grupos, en base al paradigma de la MBE: fuentes de información secundarias (suelen llevar implícita la valoración crítica de los documentos) y fuentes de información primarias o tradicionales (sí es necesario realizar la valoración crítica de los artículos, para analizar su validez, la importancia y aplicabilidad).
Son aquellas en que no es necesario realizar la valoración crítica de los documentos, pues otros compañeros (generalmente expertos en esa materia) ya lo han realizado por nosotros. Son fuentes de información nacidas al amparo de la MBE y se engloban dentro de lo que se viene denominando como investigación secundaria, es decir, aquella investigación realizada a partir de los datos de la investigación primaria (la realizada y publicada en las revistas médicas tradicionales), que merece cada vez mayor atención, en tanto se ha constatado que es muy importante analizar de forma crítica, resumir e integrar toda la información como requisito indispensable para su aplicación en la práctica diaria. Se puede afirmar que, en la actualidad, las revisiones convencionales (o también llamadas narrativas) de la bibliografía no suelen constituir un mecanismo suficientemente aceptable, desde el punto de la evidencia científica, para transmitir los conocimientos médicos, al no estar elaboradas siguiendo un procedimiento estructurado y explícito como sí sucede en las revisiones sistemáticas. Existen, por tanto, otro tipo de fuentes de información más fiables entre las que cabe destacar:
Son aquellas fuentes de información en que sí es necesario realizar la valoración crítica de los artículos. Son las fuentes de información tradicionales, las que hemos utilizado siempre en primer lugar:
Resulta muy práctico iniciar la búsqueda del conjunto de las fuentes de información secundaria en las bases de datos de MBE, en concreto a través del metabuscador TRIP DataBase19. Otras formas de buscar información en un primer paso, dependiendo del aspecto de la práctica clínica que deseemos responder, es rastreando revisiones sistemáticas o metaanálisis cuando la pregunta es sobre eficacia-efectividad de una intervención terapéutica, preventiva o rehabilitadora (principalmente a través de la Colaboración Cochrane5), guías de práctica clínica si lo que deseamos es tener una visión amplia y de calidad de un problema de salud prevalente (GuíaSalud16y, en otros idiomas, SIGN14) o informes de evaluación de tecnologías sanitarias (en España a través de AuNETS18, y en otros idiomas a través de INHATA17).
Aquí tiene una labor fundamental Medline, principalmente a través de las posibilidades de búsqueda de PubMed20, pues constituye la base de datos más conocida y utilizada por los pediatras. Dada la complementariedad entre las bases de datos bibliográficas, se aconseja revisar también Embase (no gratuito), Central e Índice Médico Español. Analizar la bibliografía de los artículos más importantes siempre es un recurso para recuperar artículos válidos.
Revisar los libros de texto siempre es un recurso final. Se ha de tener presente que los libros tradicionales editados en formato papel, en el momento de su publicación, ya están desfasados en gran parte de su contenido cuando se publica como consecuencia del tiempo que conlleva su proceso de edición. Una alternativa es consultar libros de texto de formato exclusivamente electrónico, que tienen la ventaja de que son permanentemente actualizados. Ejemplos de ello son emedicine.com23 y BMJ Best Practice24.
La mayoría de los buscadores de las diferentes bases de datos tienen sus propias formas de buscar en ellas. Se deben elegir las palabras o términos clave adecuados, generalmente en base a los elementos de la pregunta clínica estructurada y tipo de diseño del estudio necesario (trasversales, casos y controles, cohortes, ensayo clínico, pruebas diagnósticas, etc.).
PubMed es quizá el recurso más usado dada su gratuidad. Es conveniente estar familiarizados con su diccionario de descriptores (también llamado tesauro MeSH), que permite escoger aquellos descriptores que más tienen que ver con la pregunta clínica que se desea responder. Existe una versión en español del tesauro MeSH, llamado Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS)25 que permite traducir palabras o términos clave del español al inglés, encontrando el término MeSH que más se ajusta.
Una posible propuesta de estrategia de búsqueda, según el tema de la pregunta clínica a responder, queda reflejado en la Figura 2 (pregunta clínica sobre eficacia-efectividad de una intervención) y Figura 3 (pregunta clínica sobre otros aspectos de la práctica clínica: diagnóstico, pronóstico, etiología, costes).
Figura 2. Pregunta clínica sobre eficacia-efectividad de una intervención. Mostrar/ocultar
Figura 3. Pregunta clínica sobre otros aspectos de la práctica clínica (diagnóstico, pronóstico, etiología, costes).. Mostrar/ocultar
Si parece complejo obtener una información relevante en Pediatría, más difícil parece mantenerse actualizado en la información biomédica. Para ello debemos poner a trabajar Internet para nosotros, siendo suficiente disponer de una cuenta de correo electrónico hasta donde nos llegarán las actualizaciones que se vayan produciendo, pues la mayoría de las fuentes citadas disponen de sistemas de alerta:
Los profesionales que quieran estar adecuadamente informados y actualizados deben utilizar Internet (no hace falta ser expertos, sino simplemente tener claras algunas estrategias y fuentes de información) y necesitan disponer de estrategias eficientes que mejoren el rendimiento de la búsqueda y recuperación de la información bibliográfica. El uso racional de las fuentes de información y estrategias de búsqueda facilitará la puesta al día y, lo que es más importante, redundará en una mejor toma de decisiones en la práctica clínica y mejor atención a nuestros pacientes.
Buñuel Álvarez JC, Ruiz-Canela Cáceres J, González de Dios J. Valoración crítica de artículos científicos. Parte 1. FAPap Monogr. 2021;6:6-13